Hoy, luego de dos décadas, Villa Gesell cuenta con servicio
de guardaparques en forma permanente en su reserva Natural, una noticia que
manera casi inadvertida, refleja el largo trayecto de llevar al seno de la toma
de decisión y voluntad política el emergente ambiental, la necesidad de dar
respuesta al cuidado del medio ambiente.
El título de esta noticia bien podría ser “El largo camino
desde el fundamentalismo ecologista a una política de estado”, porque en este
caso, el de implementar al fin la reserva natural, de 5757 has. al sur del
partido, luego de una historia de travesías 4 x4, predakars, y demás
actividades que nada tenían que ver con el fin de protección del ecosistema
natural por el que había sido creada esta reserva, el reclamo ecologista se lo
tildaba de fundamentalista en una falaz dicotomía de progreso si, progreso no.
La reserva natural municipal faro querandí es una muestra del
ecosistema natural de dunas. Muestra del pastizal pampeano y que alberga fauna
y flora autóctona con aves migratorias y especies endémicas.
Del mismo modo que en el caso de nuestra reserva, un debate
se instalaba en torno de nuestras playas urbanas. En ese momento y en un
contexto de una fuerte erosión costera se instalaba en la opinión publica la
diyuntiva “servicios sí”, “servicios no”, esto último por la presencia de
paradores o balnearios sobre la playa. La eliminación del cordón dunicola es
uno de los factores de la rotura el, equilibrio natural de erosión y acreción
de arena en la playa, la cual está dada por las construcciones, desagües, apertura
de calles, edificación en altura, movimientos y extracción de arena, entre
otros.
Nuestras playas urbanas, al igual que nuestra reserva,
recorre un largo historial desde le malogrado proyecto de asfaltado de la ya
extinta avenida costanera, hasta la paralización de obras de edificación en 310
y playa.
A pesar de avances y retrocesos, y de políticas de manual
conurbanizante, un amplio abanico social de la comunidad geselina, hace suya la
protección del médano, y de las dunas costeras.
Ya hace tiempo, la avenida costanera tuvo su clausura, con
alerta naranja de por medio, se corrió de lugar la rambla, y comenzó a
instalarse la idea fuerza de “sacar cemento de la playa”, dando a entender la
necesidad de reemplazo de estructuras concesionadas de cemento a madera, que
intrínsecamente por ser de ese material, serian removibles. De ser así, en todo
caso, la playa soportaría estructuras durante pocos meses del año, dando tiempo
y espacio para su remediación, es decir la recarga de arena en playa, en forma
natural o con ayuda de enquinchados u otros mecanismos.
Al final ocurrió la reconversión de las unidades
concesionadas, pero con sobredimensionadas estructuras de madera fijas, pero no
por eso menos duras o rígidas frente al embate del mar, el cual ya se había encargado
de derribar balnearios de cemento y dañado a otros en sendos episodios en los
años 2002 y 2009.
Sin embargo, la diferencia sustancial de las nuevas
estructuras eran los pilotes, que al elevar las unidades, tenían como objetivo
liberar de espacio para el movimiento natural de arena, cuestión que en la
práctica demostró ser obsoleta, ya que estos espacios interpilotes no dejaron
libres, destinándolos y usándose como depósito.
Sería deseable que en el futuro, la playa, como ambiente
natural, sea una política de estado, en una ciudad con actividad turística
estival como la nuestra. Un ambiente que ha soportado distintas estructuras,
como ya dijimos, y que al fin tenga su eje en la protección y remediación
ambiental, y concluir definitivamente con los proyectos de seguir cargándola de
estructuras, por ejemplo, al pensar en continuar y extender la actual rambla.
El ambiente de dunas original esta hoy, solo presente en la
reserva, y parte, al norte del partido, la cual alberga especies como la
lagartija de los médanos (liolaemus multimaculatus).Ya
en el ambiente de las playas urbanas, subyace el fenómeno de la erosión
costera, habiendo sido estas también, testigos de la desaparición de una
especie, la almeja amarilla (mesodesma
mactroides).
En la parte urbana del partido, el ecosistema original, fue
modificado por un bosque implantado, el cual permitió el desarrollo de la urbanización
al fijar los médanos, destacándose como especies la acacia trinerbis y el pino marítimo.
A su vez, la masa arbórea, singular por sus características de bosque
implantado, es sostén de una notoria e importante avifauna, que ha ido
evolucionando en cuanto a variedad y cantidad de especies.
Una novedad reciente es el paso de los pinares de la
provincia al municipio, una novedad que esperamos sea positiva, ya que el pinar
histórico, también requirió en su momento de la movilización de vecinos y
ambientalistas para su cuidado y posterior cercado y cierre al tránsito
vehicular.
Toda la masa arbórea, en las distintas localidades del
partido, por ser el bosque implantado parte constitutiva del origen y
desarrollo de la ciudad, debe contar con un rango superior de protección y
manejo, no debiendo quedar supeditada a una improbable ecuación de reposición
ante los derribos, casi como única herramienta. Se deben incluir planes de
forestación, criterios de reposición y monitoreo.
Un recurso natural vital para el desarrollo, está confinado
entre el mar y la ruta nacional 11, yace en el subsuelo y depende para su
reposición de las precipitaciones, dependiendo del nivel de impermeabilización
o captación del suelo. Los riesgos para la sustentabilidad del agua potable van
desde la salinización, por lo cual cobra importancia el cordón dunicola, la
impermeabilización a mayor construcción y asfaltos, la contaminación a falta de
cloacas y vertido incidental de contaminantes. La importancia de los médanos,
en este caso, los que están hacia el continente, es que captan y actúan como
depósito de agua de lluvia, para que a medida que se infiltre, reponga la napa.
Es por eso que no beben bajarse los médanos interiores,
pudiendo las construcciones y el trazado de calles adaptarse a la morfología
natural del suelo, tal el planteo original en la práctica del fundador de la
ciudad.
Un nuevo plan director o de ordenamiento territorial, debe
poder contar con una planificación que contenga las variables del medio
ambiente. Un plan para las playas urbanas que contemple el fenómeno de la
erosión costera; un plan ya en el ejido urbano que contemple la masa arbórea,
la morfología natural del suelo y las característica de reposición de agua de
lluvia a la napa.
La planificación, debe adecuar los mecanismos de protección y
manejo, de control y de monitoreo y finalmente, debe estar la misma, sujeta a
revisión medible en un periodo de tiempo.
Actualmente algunas medidas de mitigación, como los pilotes
elevados, enquinchados para reposición de arena, reposición de árboles ante los
derribos, los pozos blancos para la captación e infiltración de agua de lluvia,
y el control de riego, por citar algunos ejemplos, resultaron en la práctica
insuficientes, carentes de monitoreo, de continuidad, y de revisión.
Ejemplo de discontinuidad, es el programa de para la
recolección e inmovilización de pilas domesticas usadas.
Una actualización debe de poder contemplar además, el avance
tecnológico, por ejemplo en sistemas de recuperación de agua de lluvia,
actualmente disponibles.
En cuanto al crecimiento de la urbanización por presión
demográfica o mayor oferta inmobiliaria, debe de considerarse además de la
capacidad de carga del partido, el notorio desequilibrio entre la densidad de
ocupación poblacional entre el este y el oeste del ejido urbano, dado fundamentalmente a que hacia la costa se
encuentra el mayor volumen de construcción y edificación destinado a la
ocupación temporaria estival, pero mayormente desocupada el resto del año,
mientras que hacia el oeste, se encuentra la mayor densidad de población
estable.
En lo que en la práctica, se convierte en una obsolescencia
constructiva programada, por ejemplo, en un lapso de tiempo de cincuenta años,
la capacidad habitacional existente en el área con mayores metros cuadrados
construidos, en promedio, permanecerá cuarenta y seis años ociosa.
En una nueva planeación, que incluya las variables
ambientales, debe contemplar el uso limpio y eficiente de la energía; el
tratamiento de los residuos, que ya ha comenzado a probarse con la separación
en el predio del ex matadero; el de los desagües pluviales, para con prioridad
cortar su desemboque al mar, para evitar anegamientos y perdida del recurso.
Se debe incluir además:
-La medición de la erosión costera, que independientemente
vienen realizando especialistas de la
UBA.
-La pre factibilidad de fusión de la reserva natural
municipal con la reserva natural provincial Mar chiquita, para la creación de
un Parque Nacional, que incluya la zona AICA y otras áreas de interés
biológico, y como así también de amortiguación, que actualmente están fuera del
sistema de protección.
-La promoción conjunta con Madariaga y Pinamar de un Mercado Orgánico
de Alimentos, con denominación de origen, a través dela horticultura orgánica y
pesquería artesanal.
Más recientemente desde la Red Ambiental Querandí y la
Asociación Naturalistas Geselinos, hemos estado avanzando en poder contar con
una nueva herramienta que posibilite, el registro y nomenclatura del patrimonio
natural, la investigación científica propia, y la educación ambiental a través
de la recuperación del predio del ex acuario, declarado patrimonio histórico por el concejo
deliberante, y con apoyo del ejecutivo municipal.
El nacimiento de este Centro posibilitaría, además, suplir
carencia existentes actualmente en cuanto un espacio para la Historia Natural,
museo de ciencias naturales y rescate de fauna marina como atención primaria;
la continuidad de monitoreo de varamientos, que se viene desarrollando y el
comienzo de otros, como el que realizaba el acuario en funcionamiento, con las
mediciones del Fito y zoo plancton, base de la cadena alimentaria marina.
Alejandro Toptschij
Red Ambiental Querandí
Asociación Naturalistas Geselinos.